El noroeste cordobés tiene un gran patrimonio cultural e histórico en los asentamientos originales. Hay restos de pinturas precolombinas. Serrezuela particularmente era el hábitat de Comechingones y son ellos quienes han dejado restos de pinturas precolombinas como evidencia de la vida pasada. En los bosques serranos de Serrrezuela, es muy frecuente hallar piedras horadadas que los originarios llenaban de agua para usarlas como espejos de la observación astronónica.

Hacia el año 1573, Francisco Suárez Figueroa intenta ocupar la región en nombre de sus reyes, pero fue resistido por los pueblos originarios, debiendo desistir.

En 1614 fueron los realistas los que se apoderan por la fuerza de las tierras de los originarios. El gobernador de la provincia, Luis Quiñónez y Osorio, da estos terrenos a Tristán de Tejeda (padre del poeta argentino Luis de Tejeda). Así, los ranchos y el aserradero del “Valle de Chuto” quedan oficialmente en poder de Tejeda. Para el año 1660, se ratifica la posesión.

A pesar de no haber muchos registros históricos se conoce que el 10 de junio de 1890 es fundada la Villa de Serrezuela. Treinta y cinco años después, es decir en 1925 fue creada la Municipalidad, resultando electo como primer intendente el Sr. Vicente Oliva. Luego de tres años de actividad la Municipalidad cesa sus funciones hasta1938, año en el que asume la intendencia Don José Luna y retoma toda la actividad institucional.

En un principio los aserraderos fueron la principal actividad económicas. Los quebrachos y algarrobales ocuparon las manos de los hacheros, haciendo de esto un oficio típico en la región, el cual, a pesar de que en la actualidad todavía hay algunos que siguen funcionando, terminó en el arcón de los recuerdos luego que la deforestación se llevara casi todo.

Las minas de cuarzo, que tenían al ferrocarril como aliado para transportar el material fue la actividad económica que vino a reemplazar a los aserraderos. Pero su auge se evaporo con el paso de los años: el óxido de las vías férreas y el silencio de la campana de la estación fueron los testigos de cargo de los convoyes de carga que dejaron de circular.

El pueblo tuvo su refundación económica de la mano del campo, de la industria de los quesos de cabra y de la ganadería. Los serrezeluenses saben también que poseen uno de los mayores tesoros de la provincia, las aguas termales de El Quicho. La explotación de estas termas más temprano que tarde le darán a Serrezuela un nuevo renacer y sin duda transformará al pueblo para siempre.